V
U
B
D
M
P
R
V
R
U
W
G
C
S
F
M
X
N
U
H
K
Z
M
E
G
O
O
U
M
D
X
Y
G
M
B
R
G
U
G
M
X
M
J
T
E
T
Z
D
F
E
P
E
Z
T
N
O
J
E
G
W
P
S
Z
J
C
O
O
X
F
N
W
L
X
J
N
J
W
B
K
D
X
E
S
C
K
L
R
O
C
X
X
J
Y
J
I
C
C
Z
P
O
M
O
W
D
J
O
O
K
H
A
L
E
B
J
X
R
T
T
H
Q
W
P
Z
L
U
F
G
X
V
T
A
E
C
Z
R
E
E
D
A
T
T
M
Z
T
F
V
J
U
G
B
Q
E
A
H
Q
R
V
K
E
O
Z
N
A
Q
E
P
M
S
G
J
B
U
L
G
I
Q
P
P
M
U
K
S
M
M
U
D
S
Q
B
E
A
I
M
Z
Q
O
B
M
P
Z
T
W
F
K
I
A
P
B
Y
L
H
H
I
C
K
L
R
V
F
E
D
C
S
H
B
N
I
P
E
M
D
P
L
C
T
D
Q
Y
Y
P
X
Y
U
H
K
R
J
V
G
R
C
L
Q
Q
T
S
Z
U
A
H
W
O
C
E
C
U
Z
Q
N
F
Y
Q
A
X
R
D
M
G
P
O
K
F
Y
K
V
E
Q
V
N
T
Y
O
C
X
Q
X
R
Q
X
V
D
T
R
N
P
S
C
H
Z
R
F
Q
A
T
M
Z
P
K
Z
S
F
Q
F
V
T
Y
F
G
W
V
R
M
D
W
E
R
W
H
Q
K
X
X
P
T
M
D
N
F
H
R
C
F
I
N
M
A
U
G
Y
H
J
W
U
V
H
J
K
C
W
A
H
R
T
T
L
Y
L
Q
F
K
K
J
O
S
C
B
M
R
Q
B
U
C
P
Z
T
W
Q
Y
E
J
U
B
Z
A
X
W
D
D
J
X
T
K
F
C
R
H
A
X
M
S
Y
S
Y
G
K
R
D
F
H
Q
A
G
G
M
D
U
Z
J
L
H
O
I
X
H
Z
X
G
T
A
R
Z
E
Q
X
T
P
N
U
Y
Z
X
L
M
Z
I
Q
H
A
H
S
H
D
Q
J
J
D
V
D
J
T
A
W
I
S
V
T
L
H
D
P
D
Z
S
L
Q
U
G
F
Z
J
S
J
Q
U
M
N
F
U
N
V
W
R
K
A
B
L
J
B
L
K
U
R
O
G
F
O
H
H
G
E
V
V
U
I
U
G
E
Z
I
U
Z
Y
V
H
Z
A
E
Z
N
M
O
X
R
U
F
O
X
B
W
W
W
P
Z
D
Q
O
B
J
Z
W
A
M
U
D
I
I
K
L
J
Y
X
X
L
C
L
H
U
T
V
V
Z
B
O
T
N
W
B
Z
Q
D
T
G
F
X
M
A
K
S
V
C
K
C
S
J
X
R
M
C
H
H
D
Q
T
K
O
P
L
X
X
T
I
W
X
R
L
S
X
T
H
W
G
V
F
D
W
W
W
U
S
N
Y
T
U
H
L
G
R
Y
G
J
P
E
I
E
C
U
T
Z
A
F
U
L
N
Z
W
Q
E
J
U
Z
R
A
C
Z
V
W
Y
R
A
D
W
Q
C
L
O
X
B
B
G
Q
D
R
Z
C
M
G
E
M
A
Z
E
T
K
S
B
D
B
U
Z
V
V
P
C
A
V
C
L
Y
S
P
M
X
V
F
N
F
E
H
Y
B
E
B
D
V
C
X
X
K
S
Z
U
T
N
P
O
V
D
W
V
P
D
B
G
Y
I
Y
L
H
Z
M
Z
H
V
P
I
I
X
A
H
H
L
V
N
F
T
R
P
L
O
E
R
U
B
U
F
R
Z
G
M
C
Intermediate2024-12-25

Deportes extremos y adrenalina

Una aventura extrema que cambió mi vida

Deportes extremos y adrenalina

Estaba en la cima de una montaña, el viento soplaba fuerte y mi corazón latía como nunca antes. Miraba hacia abajo, y el abismo se extendía delante de mí. Sentía una mezcla de miedo y emoción, mi cuerpo estaba lleno de adrenalina. Era el momento de saltar. Era mi primera experiencia de paracaidismo y no sabía si estaba listo. Pero la voz del instructor me motivó, "¡Puedes hacerlo! Solo da un paso adelante y confía en ti mismo!".

Recuerdo cuando decidí hacer esto. Siempre he sido una persona tranquila, prefiero leer un libro en casa a hacer deportes extremos. Pero un día, en una charla con mis amigos, me hablaron de la emoción de probar algo nuevo, de sentir la adrenalina correr por mis venas. Desde ese día, no pude dejar de pensarlo.

Finalmente, me inscribí en un curso de paracaidismo. El primer día, llegué al lugar y vi a todas esas personas emocionadas. Algunos reían, otros se veían nerviosos. Pero todos compartían una energía intensa, una especie de conexión. Rápidamente, me di cuenta de que tenía que superar mis miedos.

El día del salto llegó y, aunque no sabía exactamente cómo me sentiría, estaba decidido. En el avión, frente a la puerta abierta, vi a mis compañeros saltar uno a uno. Las sonrisas y gritos de emoción resonaban en mis oídos. Cuando llegó mi turno, el instructor me empujó suavemente hacia adelante. En ese instante, sentí que todo mi ser quería gritar, pero solo pude dejarme llevar por el momento.

Caí libremente, el aire golpeaba mi rostro. Todo a mi alrededor se movía a una velocidad increíble. Era como estar en un sueño, la tierra se acercaba y se alejaba al mismo tiempo. Me sentí vivo, completamente vivo. En ese segundo, todas mis preocupaciones desaparecieron.

Comencé a pensar en mi vida. Siempre evité situaciones así, donde la incertidumbre puede ser abrumadora. Pero ahí estaba, desafiando mis límites y sintiéndome más fuerte que nunca. Estas experiencias, pensé, son las que nos definen, las que nos permiten conocernos de verdad. Pequeñas decisiones, como un simple salto, pueden cambiar nuestra percepción del mundo y de nosotros mismos.

Finalmente, el paracaídas se abrió y la caída libre terminó. De repente, la calma me envolvió. Flotaba en el aire, mis pies no tocaban el suelo. La vista era impresionante: montañas, ríos, y árboles se extendían hasta donde alcanzaba la vista. Era un momento único, casi mágico.

Cuando toqué el suelo, no pude evitar sonreír. Había logrado algo que creía imposible. Mis amigos me abrazaron y celebramos. Pero para mí, la mayor victoria fue la transformación que sentí por dentro. Desde ese día, he buscado más aventuras, más formas de salir de mi zona de confort. La vida es demasiado corta para no vivirla plenamente. La adrenalina se convirtió en mi mejor amiga, siempre lista para hacerme recordar que soy capaz de todo lo que me proponga. Después del salto de paracaidismo, mi corazón seguía latiendo con fuerza. La alegría inundaba mi ser y no podía dejar de sonreír. Mis amigos me rodearon, llenos de energía y emoción, y parecíamos un grupo de niños que acababan de descubrir un nuevo juego. Esto era lo que significaba vivir, pensé. Como si por fin hubiera encontrado la clave para disfrutar cada momento.

"¿Qué haremos ahora?" preguntó uno de mis amigos. Sin pensarlo dos veces, respondí: "¡Vamos a escalar!" La idea de seguir buscando más adrenalina me emocionaba. Todos parecían sorprendidos, pero a la vez, listos para aceptar mi reto.

Nos dirigimos a una zona de escalada cercana, un lugar famoso por sus desafiantes paredes rocosas. Al llegar, pude ver a algunos expertos ascendiendo con facilidad, mientras otros luchaban por mantener el equilibrio. Eso me inspiró aún más. La idea de subir, de alcanzar la cima, me hacía sentir viva otra vez.

Comenzamos a escalar. Al principio, estaba nervioso, las rocas eran frías y ásperas bajo mis manos. Pero a medida que subía, mi confianza crecía. Cada vez que superaba una dificultad, sentía que recorría un camino que nunca había recorrido antes. Claro, había caídas y momentos de duda, pero también había risas y gritos de alegría. La adrenalina nunca había estado tan presente en mi vida antes.

Al llegar a la cima, no pude evitar mirar hacia abajo. La vista era impresionante, incluso más bella que la del paracaídas. Las colinas y los árboles parecían miniaturas. En ese momento, comprendí que había superado no solo el miedo al paracaidismo, sino también el miedo a enfrentar cosas que nunca había hecho. La adicción a la aventura empezaba a tomar forma dentro de mí.

Continué explorando diferentes deportes extremos. Probé el rafting, donde las aguas rápidas me llevaban a una aventura llena de risas y adrenalina. Luego, me animé a practicar escalada en hielo. La sensación de colgarme de una pared de hielo, con el hacha en la mano, era un desafío completamente nuevo. Pero cada vez que enfrentaba algo nuevo, me llenaba de energía. Me sentía como si estuviera alcanzando nuevos retos en mi vida, no solo en el deporte.

Las experiencias extremas me permitieron conocer a personas increíbles, individuos que habían recorrido caminos diferentes pero que compartían la misma pasión. Cada aventura se convirtió en una oportunidad para aprender, para ver la vida desde otra perspectiva. Ahora, cada día, busco pequeñas formas de salir de mi zona de confort.

Ahora miro hacia atrás y pienso en ese primer salto de paracaidismo. Ese día no solo me enseñó a volar, sino también a vivir plenamente. Aprendí que la vida está llena de oportunidades de crecimiento, solo si estamos dispuestos a abordar nuestros miedos. Cada vez que siento miedo, lo abrazo, porque sé que más allá de él, hay una vida llena de sorpresas y aprendizajes.

Cierto es que la adrenalina puede ser adictiva, pero es la transformación personal lo que realmente nos impulsa a seguir. Así que si alguna vez te encuentras en lo alto de una montaña, mirando hacia el abismo, recuerda que saltar puede llevarte a descubrir lo que realmente eres capaz de hacer. No tengas miedo de tomar ese riesgo, porque al final, la vida es una aventura espectacular que está esperando ser vivida. Así que salta, explora y, sobre todo, vive sin límites.

Quiz

¿Qué decisión tomó el narrador después de hablar con sus amigos?

¿Cómo se sintió el narrador al caer en caída libre por primera vez?

¿Qué actividad realizó el narrador después de aterrizar del paracaídas?