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Intermediate2024-12-15

El misterio del pez dorado

Un fenómeno inexplicable en el lago olvidado

El misterio del pez dorado

En la noche oscura, María observa el lago. La luna brilla sobre las aguas, pero ella no ve el pez dorado. Este pez, que apareció en el lago hace meses, ha desaparecido. Todo el pueblo habla de él, de su belleza y de la misteriosa energía que emanaba. Sin embargo, ahora nadie puede encontrarlo. María se siente inquieta. Hoy es el día en que decidió buscar respuestas. Decidida a resolver el misterio, ella se sienta en la orilla del lago, esperando.

Las historias sobre el pez dorado son muchas. Algunos dicen que era un regalo de los dioses. Otros creen que tenía poderes mágicos. El pueblo, lleno de curiosidad y miedo, ha dejado de ir al lago. Sin embargo, María es diferente. Ella tiene un deseo ardiente de conocer la verdad. Cuando era niña, escuchó las leyendas de su abuela. La abuela siempre hablaba de la conexión entre el lago y el pez dorado, pero no revelaba todos los secretos. Esto alimentó la curiosidad de María.

Entonces, en el recuerdo de las historias de su infancia, María decide buscar más información. Ella recuerda a su amigo Pablo, quien siempre exploraba el bosque. Un día, mientras caminaban entre los árboles, Pablo le contó sobre un libro antiguo guardado en la biblioteca del pueblo. Este libro, decían, contenía información sobre el pez dorado. María piensa que si encuentra ese libro, tal vez pueda descubrir por qué el pez ha desaparecido.

María se levanta y se dirige al pueblo. En la biblioteca, la atmósfera es tranquila, pero también misteriosa. Busca en los estantes, su corazón late con fuerza. Finalmente encuentra el libro. Abre las páginas amarillentas y empieza a leer. Las palabras describen el pez dorado como un símbolo de esperanza. Se dice que quien lo ve obtiene un deseo. Sin embargo, también hay advertencias. Algunas personas que lo buscaban jamás regresaron al lago.

María siente un escalofrío. La curiosidad es fuerte, pero el miedo la acompaña. En ese momento, escucha pasos detrás de ella. Es Pablo. Él la mira preocupado. "¿Te acuerdas de las historias de la abuela?", pregunta. María asiente. Pablo toma un profundo respiro y dice: "Dijeron que el pez dorado es un espíritu que protege el lago. Si lo molestas, podrías enfurecerlo."

María nunca había pensado en esto. Su mente se llena de pensamientos. De repente recuerda otra historia que su abuela le contó: un cazador que trató de atrapar al pez dorado. La historia no terminó bien. Entonces, le dice a Pablo que quiere descubrir más sobre el cazador. Juntos deciden investigar un poco más.

El sol se oculta mientras bucean en antiguas historias. Conversan con ancianos del pueblo. Ellos cuentan sobre el cazador que, lleno de avaricia, trató de atrapar al pez. Nunca se le volvió a ver, pero la leyenda dice que su espíritu quedó atrapado en el lago.

María siente que hay una conexión. ¿El pez dorado y el cazador? ¿Qué relación tienen? A medida que la historia avanza, el misterio se profundiza. Con cada cuento que escuchan, su interés crece. Más tarde, deciden regresar al lago. Saben que el pez aún puede estar allí, escondido en lo profundo del agua, esperando ser encontrado. María y Pablo regresan al lago, sus corazones laten con emoción y temor. Al llegar, la luna resplandece, creando un ambiente casi mágico. Los árboles susurran secretos mientras se sientan en la orilla. Ambas miradas están fijas en el agua, esperando que el pez dorado emerja. Pero el lago sigue en silencio. La expectativa es palpable. Una brisa suave les acaricia el rostro, como si el lago respirara profundamente.

"¿Y si nunca aparece?" pregunta Pablo, rompendo el silencio. María, con determinación, responde: "Si no aparecen, aún tenemos las historias. Tal vez ahí está la respuesta." Ella recuerda cada palabra que escuchó de su abuela. Pero también siente que debe hacer algo más, algo diferente.

Entonces, decide hacer un pequeño rito. Se quita una pulsera que le había dado su abuela y la lanza al agua mientras pide un deseo: "Que el pez dorado regrese a su hogar". Al instante, una luz brilla en el agua. María y Pablo se miran, sus ojos llenos de asombro. Pero la luz se apaga tan rápido como apareció. El lago vuelve a ser oscuro. Sin embargo, ambos sienten que algo ha cambiado.

La idea de que su deseo puede haber llamado al pez dorado flota en el aire. Deciden permanecer, cada uno con sus pensamientos. Poco a poco, la noche avanza. La luz de la luna sigue iluminando el lago, y la tensión en el aire crece. María siente que no están solos. El silencio parece hablarles. Entonces, escucha un suave chapoteo.

¡El pez dorado! María siente un escalofrío de emoción. Pero, al mirar más de cerca, no ve nada. Solo sombras. La decepción la envuelve. “Quizás solo somos ilusos”, dice Pablo, tratando de consolarla. María, sin embargo, recuerda las advertencias sobre el cazador y se pregunta si su espíritu todavía protege el lago.

Regresan a la biblioteca, ya no solo por el pez, sino por resolver el enigma del cazador. Averiguan que años atrás, el cazador había sido un hombre fuerte, pero su ansia de riqueza lo cegó. Su búsqueda del pez dorado lo llevó a su perdición. Descubren también que había un ritual que se debía seguir para acercarse al pez sin enfurecerlo. Maria frunce el ceño, sabiendo que el pez dorado necesita ser protegido, no perseguido.

El tiempo pasa, y las historias de los ancianos se vuelven más claras. Algunos incluso dicen que el pez dorado fue una manifestación del amor y la esperanza del pueblo, algo que les pertenecía a todos. Entonces, se preguntan: ¿cómo pueden restablecer esa conexión? La respuesta parece brillar en sus corazones. Quizás, solo quizás, lo que se necesita es amor y respeto hacia el lago.

Finalmente, días después, María regresa sola al lago, nostálgica y llena de valor. Con su corazón palpitante, comienza a hablar en voz alta hacia el lago. "Pez dorado, te llamo con respeto. No vengo a atraparte, sino a agradecerte por lo que representas. Eres parte de nosotros."

De repente, el agua comienza a brillar suavemente. Un destello dorado aparece en la superficie. María siente que su deseo fue escuchado. Poco a poco, una forma dorada emerge del agua, más brillante que la luna. Es el pez dorado. Sus ojos brillan con sabiduría. María llora de felicidad y alivio. El pez dorado la mira, como si entendiera cada palabra que ha dicho.

Luego, la imagen del pez se disuelve en el agua, dejando una calma que inunda el lago. En ese momento, María comprende el misterio. No es solo un pez. Es un símbolo de la conexión del pueblo con la naturaleza, su historia y sus tradiciones. El pez dorado desapareció porque el pueblo había perdido ese vínculo. Ahora, gracias a la búsqueda y las historias compartidas, el vínculo ha sido restaurado.

El misterio del pez dorado se revela. No es una cuestión de atrapar o tener. Es una cuestión de entender y respetar lo que se ha perdido.

Quiz

¿Qué decidió hacer María al principio de la historia?

¿Qué simboliza el pez dorado según el libro que encontró María?

¿Cuál es la advertencia sobre el pez dorado que escucharon María y Pablo?