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Intermediate2025-02-11

Un poema en una botella

Un mensaje a través del tiempo

Un poema en una botella

¿Qué historias guardan las palabras de un alma que busca ser escuchada? En la profundidad del océano, entre las olas que cantan y susurran secretos, hay botellas que flotan, cargadas de poesía y anhelos. Estas botellas tienen un propósito: conectar a seres humanos que nunca se han encontrado.

En el año 1995, una joven llamada Clara paseaba por la playa. El sol caía lentamente detrás del horizonte y pintaba el cielo con tonos cálidos de naranja y rosa. Mientras caminaba, sus pies descalzos tocaban la arena fresca y su mente soñaba con aventuras. Clara siempre había tenido una pasión por la escritura y la poesía. En ese momento decidió que quería dejar un mensaje para alguien desconocido. Ella tomó un trozo de papel, rojo como una flor, y con su pluma comenzó a escribir. "Este es un poema de mi corazón para ti, quien quiera que seas...". Ella vertió sus emociones, sus sueños y sus miedos en esas palabras. Finalmente, colocó el poema en una botella de vidrio, la cerró con un corcho y la lanzó al mar con la esperanza de que algún día alguien lo encontraría.

Años más tarde, en 2022, Juan, un hombre de mediana edad, navegaba por el mismo océano donde Clara había dejado su mensaje. Él había decidido escapar de su rutina diaria y se había embarcado en un viaje de descubrimiento. En una fría mañana de enero, mientras disfrutaba del sonido de las olas y el viento, algo brilló a lo lejos. Se acercó y encontró una botella flotante. La recogió cuidadosamente y, al abrirla, sintió una mezcla de curiosidad y emoción. En su interior había un poema, delicadamente arrugado. Al leerlo, las palabras de Clara resonaron en su corazón. Había algo especial en aquellas frases que hablaban de soledad y esperanza.

Mientas Juan leía, su mente retrocedió a su juventud. Recordó su primera vez en el océano, cuando solo era un niño. Ese verano se había ido con su abuelo a una isla pequeña. Caminaban por la playa, buscando conchas. Su abuelo solía contar historias de sirenas y tesoros escondidos. Juan siempre había sentido que el mar era mágico, que escondía secretos profundos. Por alguna razón, al leer el poema, se sintió conectado con Clara, como si ella estuviera hablando directamente a él desde el pasado.

Mientras la vida de Clara avanzaba, ella continuó escribiendo, dejando pequeños destellos de su alma en cada página. Su amor por la poesía le hacía sentir viva, pero a menudo se sentía sola. En una fría noche de diciembre, se sentó en su escritorio, rodeada de libros antiguos y velas que parpadeaban con la luz tenue. "¿Alguien me oirá?", se preguntó. Su corazón anhelaba conectar con el mundo exterior. El poema que había dejado en la botella era sólo una pequeña parte de un mundo lleno de emociones y pensamientos. Decidió que tenía que seguir escribiendo, hacer de su voz un eco en el mar.

De vuelta en la actualidad, Juan se sentó en su barco con el poema en la mano. Las palabras de Clara le hablaban sobre la búsqueda de amor y reconocimiento. Se dio cuenta de que, aunque se separaban por el tiempo, ambos compartían una sensación de soledad y un deseo profundo de conexión. Al mirar al horizonte, decidió que iba a encontrar a Clara o al menos a entender su historia. ¿Qué había pasado con ella? ¿La búsqueda de su mensaje cambiaría su vida? Mientras el sol comenzaba a ocultarse, Juan trazó un nuevo rumbo, una senda marcada por sus pensamientos y el poema que unió sus corazones a través del tiempo. Cuántas vidas pueden cruzarse en este inmenso océano, cuántas historias pueden realmente ser escuchadas...

Estas reflexiones lo llenaron de energía y esperanza. Sabía que el océano seguía llevando mensajes y que quizás llegaría el día en que se abriría otra botella, revelando aún más palabras cargadas de anhelos y sueños. Con el poema aún en la mano, Juan sintió que el tiempo no era un obstáculo, sino un puente. Decidió que no solo buscaría a Clara, sino que también compartiría sus propias palabras con el mundo. La idea de dejar su propia botella en el mar lo emocionaba. A veces, sentía que el mar lo comprendía mejor que cualquier persona. No era solo agua; era un espejo de emociones. Entonces, en una noche estrellada, escribió su propio poema. Hablaba de sus luchas y sus esperanzas. Al finalizar, selló sus palabras en otra botella y echó su mensaje al agua, como un regalo a las corrientes del océano.

Mientras tanto, volvamos a 1995. Clara había terminado de lanzar su poema al mar, pero esta acción no la llenó de calma. En su corazón, una tormenta de inseguridades comenzó a gestarse. "¿Realmente alguien lo encontrará?" pensó. Sin embargo, el mar tenía su propia manera de responder. Esa noche, mientras escribía más sobre su vida y sus sueños, cada palabra se sentía como un paso hacia la libertad. Clara decidió que su poesía no solo era un mensaje para otros, sino también una forma de encontrarse a sí misma.

Así pasaron los años. Las olas de su vida trajeron felicidad y tristeza. Clara seguía escribiendo. Algunas veces, se sentía perdida, pero siempre volvía al papel, donde podía explorar sus pensamientos más profundos. A veces, olvidaba el poema que había lanzado al mar, pero el océano nunca lo olvidó.

En 2022, después de encontrar el poema de Clara, Juan decidió salir a la tierra. Quería descubrir más sobre ella. Buscó en las redes sociales, preguntó a la gente de la playa si habían oído su nombre. Con cada historia, sentía que Clara estaba más viva. Todos la recordaban como una mujer soñadora y creativa que amaba la poesía. Este viaje se convirtió en un autodescubrimiento para él.

Lentamente, su búsqueda se transformó de intentar encontrar a Clara en un ser físico a conocerse a sí mismo. Reflejando la profundidad del océano y la manera en que el agua dibuja caminos, él comenzó a escribir más. Las palabras fluyeron de su corazón, llenándole de una paz que no había sentido en años. Comprendía que su viaje no solo era sobre una conexión, sino también sobre honrar su propia historia.

Un año después, mientras estaba sentado en un café cerca de la playa, Juan conoció a un grupo de poetas. Se unió a ellos y compartió su relato sobre la botella y el poema de Clara. Las palabras resonaron en el aire y crearon conexiones entre los presentes. El tiempo ya no parecía un enemigo, sino un regalo. Las historias de su vida se entrelazaron con las de sus nuevos amigos.

En ese momento, Juan entendió que las botellas en el mar no son solo objeto, sino símbolos de la búsqueda humana por la conexión y el entendimiento. Unos días después, decidió volver a la playa donde todo comenzó. Con el mar como testigo, comprendió que el poema de Clara y su propio viaje eran parte de un mismo hilo en la tela de la vida. La búsqueda había cambiado su sentido de soledad; ahora tenía amigos y un propósito.

Regresando al presente, pensó en Clara y en cómo las palabras han viajado a través del tiempo. Si pasaron años, sus emociones se mantuvieron intactas. La poesía no conoce límites. En estos pensamientos, Juan supo que el mar nunca dejaría de llevar historias. Esas historias pueden ser la voz de cualquier alma perdida, esperando ser escuchada. ¿Qué historias guardan las palabras de un alma que busca ser escuchada? Está ahí, en la profundidad, en las botellas flotantes que guardan la esencia de los sueños y anhelos de todos.

Quiz

¿En qué año Clara lanza su poema al mar?

¿Qué encontró Juan en el mar en 2022?

¿Qué motivó a Juan a escribir y lanzar su propia botella al mar?