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Beginner2024-12-05

La niña de las flores

Un viaje mágico en un mundo de color y alegría

La niña de las flores

Cerca de un pequeño pueblo, hace muchos años, las flores crecían en todos lados. La gente amaba las flores. Las flores eran grandes y hermosas. La primavera era la temporada favorita de todos. En esta primavera, los colores brillaban mucho. La historia comienza con una niña llamada Clara. Clara era una niña alegre y curiosa. Ella amaba las flores más que nadie. Su cabello era dorado como el sol, y sus ojos eran azules como el cielo. Clara pasaba horas en el jardín de su abuela. En este jardín había muchas flores: rosas rojas, margaritas blancas, y girasoles amarillos. Clara cantaba canciones mientras plantaba las semillas. Hoy, Clara decidió que quería hacer algo especial. Quería hacer una corona de flores. Clara miró las flores. La rosa roja era muy hermosa. Ella tomó algunas rosas y después, vio las margaritas. Las margaritas eran pequeñas y brillantes. Clara las tomó también. Finalmente, vio los girasoles. Eran altos y alegres. "¡Estos son perfectos!" pensó Clara. Clara se sentó en el jardín y comenzó a hacer su corona. Ella conectó las flores con cuidado. Mientras trabajaba, escuchó un sonido suave. Era el murmullo de un arroyo cerca. Clara miró hacia el arroyo. Allí, vio una mariposa. Era una mariposa azul con alas brillantes. La mariposa voló hacia Clara y se posó en su mano. Clara sonrió. La mariposa pareció feliz de estar con ella. Entonces, Clara habló con la mariposa. "Hola, pequeña mariposa. ¿Te gustaría ayudarme? Estoy haciendo una corona de flores." La mariposa aleteó las alas y pareció decir que sí. Clara terminó su corona y la puso en su cabeza. Miró al espejo de agua del arroyo. Las flores brillaban con el sol, y Clara se sentía como una princesa. Pero algo mágico sucedió. Cuando Clara miró en el arroyo, vio un reflejo extraño. No era solo ella. En el reflejo, había un jardín lleno de flores mágicas. Las flores giraban y bailaban en el aire. Clara estaba asombrada. La mariposa azul voló de nuevo al agua. Clara sintió un crujido. De repente, se encontró en el jardín mágico. Las flores eran diferentes. Tenían colores nunca vistos: el verde era más brillante, el amarillo más cálido, y el rosa más suave. Las flores le hablaban. “¡Hola, Clara!” dijeron. “Nos alegra verte aquí. Eres la niña de las flores.” Clara estaba feliz. “¿Dónde estoy?” preguntó. “Estás en el Jardín de los Sueños. Aquí, las flores son mágicas, y los sueños se hacen realidad.” Las flores danzaban alrededor de Clara. Ella no podía creer lo que veía. “¿Puedo quedarme? ¡Es hermoso aquí!” Las flores rieron. “Sí, puedes. Pero debes ayudar a las flores.” Clara asintió con entusiasmo. “¿Qué puedo hacer?” Las flores contaron a Clara que necesitaban su ayuda para hacer el jardín más hermoso. Clara estaba emocionada. Ella amaba las flores y quería ayudar. Las flores le mostraron cómo cuidar de ellas. Clara regó las plantas y les dio sombra. Las flores crecieron más grandes y alegres. Los días pasaron rápido. Clara reía y jugaba en el jardín. Pero un día, el cielo se oscureció. Las flores comenzaron a llorar. “¿Qué pasa?” preguntó Clara. “Sin el Sol de la «Alegría», no podemos bailar,” dijeron las flores tristes. Clara estaba preocupada. “¿Cómo puedo ayudar?” Las flores le dijeron que debía buscar el Sol de la «Alegría». Este sol perdía su luz porque nadie sonreía. Clara pensó en su pueblo. La gente siempre sonreía cuando había flores. “Tengo una idea,” dijo Clara. “Voy a llevar flores al pueblo.” Clara decidió que iría al pueblo con muchas flores. Ella quería que todos recordaran lo felices que eran las flores y la alegría que traían. Con una gran cesta de flores, Clara salió corriendo hacia el pueblo. La mariposa azul voló a su lado. Clara llegó al pueblo con su cesta llena de flores mágicas. Las flores brillaban con colores vivos. La gente del pueblo estaba sorprendida al ver a Clara y su cesta. Ella sonrió y dijo con entusiasmo: “¡Miren mis flores! ¡Son hermosas y traen alegría!” La gente se acercó y empezó a sonreír. Las flores de Clara tenían un poder especial. Cuando alguien las tocaba, sentía felicidad. Clara comenzó a repartir flores. Daba rosas a las madres, girasoles a los padres, y margaritas a los niños. Pronto, el pueblo se llenó de risas y sonrisas. Todos admiraban las flores y decían: “¡Qué bonitas son! ¡Nos hacen felices!” Clara estaba muy contenta. Ella vio cómo los ojos de las personas brillaban. La gente comenzó a recordar los bellos días de primavera, cuando las flores llenaban sus jardines.

Mientras Clara repartía las flores, la mariposa azul voló alrededor de ella. “¡Eres maravillosa, Clara!” decía la mariposa. "El Sol de la Alegría también lo ve. ¡Necesitamos más sonrisas!" Clara continuó su trabajo. Ella sabía que los colores en las flores eran mágicos, pero las sonrisas de las personas también tenían magia. Cuanto más sonreían, más brillaban las flores, y el Sol de la Alegría comenzaba a asomarse entre las nubes.

Clara vio cómo un grupo de niños jugaba con las flores. Ellos hacían coronas, como ella. Las risas llenaban el aire, y Clara sentía su corazón bailar. De repente, Clara escuchó un sonido. Era un canto dulce que venía del cielo. Ella miró hacia arriba y vio al Sol de la Alegría. Era grande y dorado. Su luz iluminó el pueblo. Las flores comenzaron a resplandecer aún más. “¡Gracias, Clara! ¡Gracias a todos!” dijo el Sol. “Por sus sonrisas, mi luz vuelve. ¡Las flores siempre necesitan alegría!”

Clara sonrió y miró a la gente del pueblo. Todos estaban felices. Las flores vibraban con vida, y las sonrisas no paraban. En ese momento, Clara entendió que la felicidad es un regalo que compartimos. Compartir flores y sonrisas es la clave. Clara llegó al jardín mágico con el corazón lleno de gozo. Las flores bailaron a su alrededor. “¡Has traído el Sol de la Alegría! ¡Eres una verdadera amiga de las flores!”

Clara explicó a las flores cómo el pueblo había sonreído y compartido alegría. Las flores estaban felices. Ellas sabían que podían contar con Clara. Pero era hora de que Clara regresara a casa. Las flores le dijeron: “Siempre serás parte de nosotros, Clara. Tu amor por las flores es especial.” Clara prometió que volvería. Tomó un puñado de flores mágicas y dijo adiós. La mariposa azul la acompañó al arroyo. Cuando Clara cruzó, sintió que se deslizaba de nuevo a su jardín.

Quiz

¿Cuál era la temporada favorita de Clara?

¿Qué tipo de mariposa se posó en la mano de Clara?

¿Qué necesitaban las flores para bailar nuevamente?